Lesión de menisco

Los meniscos son estructuras de fibrocartílago de amortiguación y congruencia, que disminuye el roce entre las carillas articulares de la rodilla y dan estabilidad a la rodilla.

Son imprescindibles para la normal biomecánica de la rodilla. Los meniscos ayudan también a repartir la carga que llega desde el fémur para no sobrecargar las superficies articulares de la rodilla; y ayudan a la distribución del líquido sinovial.

La rotura de menisco suele originarse por un movimiento de flexión/rotación de la rodilla. Cuando el mecanismo de lesión es de poca intensidad, la lesión es parcial, sin rotura del mismo. Si la intensidad es mayor se produce la rotura de menisco o desinserción meniscal.

La lesión del menisco produce dolor en la cara interna o externa de la rodilla. Cuando se rompe el menisco, puede desplazarse fuera de su sitio (luxación de menisco) y provocar el bloqueo de la rodilla, es decir, limitar la extensión de la rodilla a partir de cierto ángulo.

Puede haber derrame articular (líquido en la rodilla, que aparece hinchada) tras la rotura, pero es raro que haya sangre en el derrame.

El tratamiento depende de la incapacidad que la lesión produzca al paciente, de la morfología de las rodillas y del paciente en si.

Las reparaciones meniscales se realizan por Artroscopia. El procedimiento dura una hora, y en muchos casos el alta médica se realiza a la mañana siguiente.

 

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